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La UNESCO presentó evidencias cruciales para la justicia social en educación en congreso internacional

Entre el 22 y 24 de octubre, Santiago de Chile fue sede del , que reunió a investigadores e investigadoras de diferentes países de América Latina y el Caribe con el objetivo de abordar los desafíos socioeducativos de la región.
En esta sexta edición del congreso, cuyo tema central fue “Construyendo futuros: el aporte de la investigación educativa para la justicia social”, el equipo técnico del Laboratorio LLECE de la Oficina Regional de la UNESCO para América Latina y el Caribe, presentó diferentes resultados y avances de sus investigaciones para contribuir a la construcción de evidencia educativa en la región, especialmente desde los datos obtenidos en el Estudio Regional Comparativo y Explicativo (ERCE) 2019.
El equipo de especialistas, conformado por Fabián Fuentealba, Francisco Gatica y Álvaro Otaegui, presentaron las ponencias: “Tendencia de los aprendizajes en Latinoamérica, vinculación del SERCE 2006 a la actual escala ERCE”; “Violencia escolar y su asociación al logro de aprendizaje y habilidades socioemocionales en América Latina”; y “¿Puede la enseñanza superar la desigualdad socioeconómica en América Latina? Análisis de tendencias a partir de los datos del ERCE”, respectivamente. Además, Álvaro Otaegui, participó del poster científico del congreso, exponiendo sobre el “Rol de la educación de los padres en la variación de los niveles de competencias mínimos en América Latina y el Caribe (LAC)”.
Adicionalmente, el LLECE y el Centro de Medición de la Universidad Católica de Chile (MIDE UC) organizaron un simposio sobre el uso pedagógico de los resultados de la evaluación a gran escala a nivel regional. Carlos Henríquez, coordinador del Laboratorio LLECE, destacó: “Este seminario nos permitió visibilizar lo que estamos aportando desde la UNESCO a la educación a nivel regional, siempre en sinergia con los 19 países que integran el Laboratorio. Esto permite contribuir a las políticas educativas e impulsar el desarrollo de buenas prácticas que contribuyan al bienestar de las y los estudiantes, siempre basándonos en la evidencia que estudios como ERCE nos entregan”.