Valores culturales del agua

La cultura influye directamente en cómo se perciben, se derivan y se utilizan los valores del agua. Por consiguiente, la percepción de los valores atribuidos al agua y los beneficios asociados a ella puede ser muy subjetiva.
Para cualquier valor, es extremadamente importante comprender el contexto cultural en el que surge y cómo influye la cultura en la manera en que se usa.
Los valores del agua para el bienestar humano van mucho más allá de su papel a la hora de apoyar las funciones vitales e incluyen la salud mental, el bienestar espiritual, el equilibrio emocional y la felicidad. Por ejemplo, el agua en los paisajes tiene valores estéticos que contribuyen a la salud mental.
No es de extrañar que la satisfacción de la vida y la felicidad dependan en gran medida del agua: el agua puede resultar atractiva por motivos espirituales, por su belleza escénica, porque es importante para la fauna o para el ocio, entre otras cosas. El agua desempeña un importante papel también en las tradiciones derivadas de las religiones de todo el mundo, simboliza conceptos tan variados como la vida, la pureza, la renovación y la reconciliación, pero también el caos y la destrucción. En algunas, el agua es vista como un regalo que las personas han de cuidar, mientras que en otras se cultiva una visión que acentúa la importancia del agua para el medioambiente y para la vida salvaje.
La conexión entre agua y lugar, a menudo calificada como “valores relacionales” puede ser fuerte en muchas culturas indígenas. El agua también es un factor que propicia conflictos, ya que puede ser motivo de enfrentamiento, pero un espíritu de diálogo ayuda a transformar los conflictos por el agua en cooperación.
El destino de los seres humanos y del agua está indisolublemente unido. Recordando las palabras de un proverbio de la tribu del Río Whanganui, ‘Ko au te awa, ko te awa ko au’, “Yo soy el río, el río soy yo
Por tanto, el agua a veces puede actuar como un indicador de conflicto y/o como un enlace para facilitar la resolución de conflictos y la consolidación de la paz.
Una necesidad fundamental es la participación plena, efectiva y sensible a las cuestiones de género de todas las partes interesadas en el proceso de toma de decisiones, que permita a todos expresar sus propios valores de su propia manera.