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¿Cómo pueden los jóvenes navegar en medio de un mar de desinformación para convertirse en buenos ciudadanos digitales?

“Se está cuestionando la confianza en los gobiernos, los políticos y las grandes instituciones, incluidos los médicos, las escuelas y los hospitales. En este contexto, las redes sociales solo han exacerbado el problema. Todos estamos afrontando enormes desafíos en cuanto a lo que debemos creer y la pandemia ha arrojado luz sobre el hecho de que, incluso los expertos, no están seguros, a menudo, de lo que plantean. Por eso es esencial ayudar a los jóvenes a que se impliquen como participantes activos y críticos de la democracia”, declara Joseph Kahne, codirector del Civic Engagement Research Group de la Universidad de California.

El Sr. Kahne colaborará con el Sr. Nelson Kwaje, encargado de formar a los jóvenes para que se comprometan de manera cívica y sana en línea, en Camerún, Etiopía y Sudán de Sur, así como con otros expertos que examinan estos desafíos, en el marco del webinario de la UNESCO,, que tendrá lugar el viernes 5 de junio de 2020.

El webinario abordará los peligros de las que proliferan en línea, provocadas por la crisis del COVID-19, y sobre las iniciativas de jóvenes que, por lo contrario, trabajan en favor de la solidaridad y de .

El Sr. Kahne, cuyo trabajo se centra en las prácticas escolares y en los nuevos medios de comunicación en lo relativo al compromiso cívico de los jóvenes, y que contribuye a la coordinación del de Teaching Chanel, que reúne los recursos para docentes tales como el , declaró:

“Considerando solo el caso de Estados Unidos y la pandemia, es difícil saber qué creer. La polarización y las perspectivas partidarias se han convertido en la norma. La educación está llamada a preparar a los jóvenes para que presenten e interpreten las pruebas y los argumentos, algo que puede resultar difícil en este contexto, pero que es importante.”

Según su opinión, la educación que busca a comprometer a los jóvenes de manera que comprendan, constituye un contrapeso potente.

“Disponemos de pruebas sólidas de que los jóvenes están listos para ayudar a encontrar la manera de establecer la verdad, así como a adquirir las competencias necesarias para esto. De ningún modo viven en la negación de estas cuestiones”, afirmó.

Consideramos que era eficaz adquirir competencias simples con los profesionales más experimentados, por ejemplo, mediante las lecturas sobre y relacionadas con una fuente principal de información como un sitio Web y ofreciendo a los alumnos la oportunidad de llevar sus competencias a la práctica.

“También hay que ayudar a que las personas tomen conciencia de sus propios prejuicios y buscar opiniones opuestas y diversas”, afirmó. “El aspecto positivo es que cuando la educación compromete a los jóvenes par mediación de las redes sociales sobre el tema de las problemáticas cívicas y societales, el interés de estos aumenta”, afirmó.

El Sr. Kwaje dirige los equipos de medios digitales y de formación que crean un espacio que permite que las personas expresen sus puntos de vista en línea de manera cortés y sin difundir informaciones falsas que puedan incitar a la violencia.

Asimismo, considera que es importante mantener abiertos los espacios en línea centrados en la expresión y el desacuerdo, aunque estos hayan cambiado de naturaleza.

Los esfuerzos de organización se centran en el seguimiento del estado del discurso cortés en línea, la formación y la promoción. Por otra parte, publica luego informes sobre el estado de los medios sociales que pueden utilizarse en el diálogo con los agentes encargados de la formulación de políticas. Los jóvenes se forman en la técnica de tomar decisiones informadas en línea y son sensibilizados sobre los peligros más graves del ciberacoso, el “trolling” y los mensajes en clave, entre otros.

“A menudo recurrimos a un enfoque predominante para limpiar el espacio en línea: la disuasión o la simple eliminación de los contenidos nocivos. También pueden existir reacciones más extremas que conllevan al cierre de los canales de expresión legítima y al desacuerdo, o incluso al cierre completo de Internet en nombre de la lucha contra los discursos de odio, algo que, a largo plazo, no constituye una solución.

Lo más importante es crear espacios y canales que proporcionen un espacio saludable, con el objetivo de cambiar los sitios tóxicos que tienen la función de caja de resonancia para dividir y que pueden provocar odio, con miras a convertirlos en espacios de civismo.

“Cuando las personas tienen acceso a las informaciones correctas, sienten que sus voces y sus heridas legítimas son escuchadas, y que esto conlleva a cambios significativos, de modo que quedan menos expuestos a otros modos de expresión menos cívicos”, afirmó.

“Los sitios en que los jóvenes pasan la mayor parte del tiempo en línea y en los que los gobiernos y las instituciones interactúan son, por defecto, muy diferentes, y la brecha no cesa de crecer. Es muy ingenuo de la parte de los responsables políticos no tomar en cuenta las maneras que permiten que los jóvenes interactúen. Y quienes suministran el acceso podrían actuar también de manera más responsable en la forma en que se comprometen con estos.” 

Los Sres. Kahne y Kwaje destacaron que los jóvenes adultos, así como cualquier otra persona, manifestaban a veces un interés limitado por el contenido escolar tradicional que presentan a los procesos gubernamentales, pero que estaban deseosos de comprometerse cuando tenían acceso a las cuestiones jurídicas y societales.

“Muy pocos son los jóvenes que leen la Constitución todas las mañanas”, declaró el Sr. Kwaje. “No obstante, pueden interesarse en las informaciones sobre los impuestos o la corrupción gubernamental cuando estas informaciones están relacionadas con sus propias vidas.”

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