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Una esperanza alentadora

Junio ha sido un mes particular para nuestro equipo. Tras más de 12 semanas de aislamiento, hemos regresado a nuestra añorada oficina. Lo hemos hecho de manera escalonada y gradual. Todavía transitamos esta paulatina ruta del retorno. Y a pesar de la explícita alegría por volver, nos reencontramos con una tácita preocupación común. Trabajamos alejados uno de los otros, con distantes y afectuosas muestras de cariño y atentos a adaptarnos a la totalidad de los protocolos establecidos. Es un entorno familiar, claro, es nuestra casa, pero sobrevuela un aire completamente desconocido que nos desafía a aggiornar hábitos distintos a nuestras costumbres instaladas.
La misma disonancia se palpita hoy en la región. En las últimas semanas, hemos sido testigos de estadísticas que nos devolvieron un suspiro de calma, mientras que otros números encendieron con fuerza el color rojas de las alarmas. Es un mes atípico y complejo, con más preocupaciones que alegrías, pero con cierta luz que, desde algunos países, vislumbra una esperanza en la región.
Con la misma empatía de siempre, nuestra oficina focalizó sus esfuerzos en acompañar el proceso de retorno presencial de los ciclos educativos donde, desde muchas localidades, se habilitó el regreso. En el marco de CILAC, impulsamos el primer foro de rectores universitarios de América Latina que se convocó para afrontar los desafíos que arroja la pandemia.
Desde esa lógica, fortalecimos también los recursos para consolidar la cooperación internacional en el campo del deporte iberoamericano y articulamos, además, espacios para diseñar acciones coordinadas entre los Estados, sin que nadie quede atrás. Y aquí, afortunadamente, obtuvimos resultados por demás alentadores.
Continuamos con la estrategia de fomentar los encuentros virtuales de alto nivel que ayuden al intercambio entre especialistas, gobierno y ciudadanía, para contribuir a crear una población más y mejor informada. Con esa premisa recorrimos el camino de los conflictos bioéticos que arrastra la pandemia en la región, como así también los desafíos a nivel hídrico que irrumpen en la actualidad.
Vinculamos, además, los riesgos y oportunidades medioambientales presentes en algunas localidades naturales. Allí propusimos implementar un abordaje de resiliencia para reinventar entornos expuestos a la adversidad, ayudándoles a que se renueven sin que ese cambio altere la impronta singular que distingue a cada comunidad autóctona y su cultura. Es un placer para todo el equipo .
Un afectuoso saludo. Cuídense y alienten la esperanza en sus familias. ¡Será hasta la próxima!