Música colonial americana de los siglos XVI-XVIII. Un ejemplo de riqueza documental de Bolivia, Colombia, México y Perú


Año de inscripción: 2007
ID: 15/2006
Institution: Archivo Catedral de Santa Fé de Bogotá Colombia

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Las composiciones musicales creadas entre los siglos XVI y XVIII en diversos países de América, representan una parte esencial de la historia de la cultura del Nuevo Mundo en sus variadas vertientes: religioso y laico, civil y político, académico y popular, vocal e instrumental, místico y dramático. Las composiciones son prolongaciones del renacimiento, barroco y clásico. Reflejan el desarrollo y proyección de muchas tendencias estéticas, estilísticas, técnicas e ideológicas que tuvieron lugar en los centros musicales (catedrales, conventos, escuelas, teatros, «corrales de comedias», residencias aristocráticas, plazas públicas y sitios de entretenimiento) así como en diferentes ambientes de la sociedad colonial. Son el reflejo de las variadas culturas (indígena, europea, africana) que convivían en ese Nuevo Mundo. Durante tres siglos, se mezclaron y procrearon una nueva cultura que no es enteramente occidental, ni hispánica, ni puramente americana. 
Los archivos contienen partituras, libros de coros, libros polifónicos, códices y manuscritos y proporcionan evidencia de las raíces de una buena parte de la música americana de hoy. Dan testimonio del talento e imaginación de músicos destacados como fueron Hernando Franco, Antonio Rodríguez de Mata, Gaspar Fernandes, Juan de Araujo, Durán de la Mota, Gutierre Fernández Hidalgo, Tomás de Torrejón y Velasco, Antonio de Salazar, Manuel de Sumaya, Ignacio Jerusalem, entre otros. Estas obras musicales han sido estudiadas y usadas por musicólogos de América Latina, Europa, los Estados Unidos y Canadá. 
En Lima: Las investigaciones han determinado que la ópera más antigua de las Américas es «La púrpura de la rosa», de Tomás de Torrejón y Velasco (maestro de capilla de la catedral de Lima, 1676-1728) con texto de Pedro Calderón de la Barca: ejemplo único de la música barroca hispánica del siglo XVII, durante el virreinato, en cuyo palacio se estrenó el 19 de diciembre de 1701. 
En México: El Cancionero Musical de Gaspar Fernandes es un libro de 284 hojas compuesto por un maestro de capilla de origen portugués que trabajó en las catedrales de Guatemala y Puebla. El cancionero contiene casi 300 composiciones polifónicas en lenguas vernáculas, algunas en latín, la mayoría de carácter religioso, del período 1609-1616. El valioso volumen representa la colección más completa de canciones y villancicos del mundo iberoamericano en los albores del siglo XVII. 
En Bolivia: Sor Juana Inés de la Cruz (1648-1695) fue la poetisa más famosa de Nueva España. Sus textos fueron usados para los villancicos de maitines, musicalizados por dos compositores en los territorios hispanoamericanos. En la Audiencia de Charcas, Juan de Araujo (1646-1712), maestro de capilla de la catedral de La Plata, y Antonio Durán de la Mota (fallecido en 1723), quien trabajaba en Potosí en el mismo cargo: ambos utilizaron sus poemas para escribir villancicos que, siguiendo la tradición hispanoamericana de insertar canciones populares en el servicio litúrgico, dan fe del renombre de la poetisa. Cuatro villancicos de Araujo y tres de Durán de la Mota conforman una muestra de la rica cultura musical colonial de Bolivia en su apogeo.
En Colombia: Al mismo nivel está la música de Tomás Luis de Victoria y la de Gutierre Fernández Hidalgo, estimada entre las mejores obras polifónicas del siglo XVI en Sud América. Gran parte de las composiciones están reunidas en un libro de coro, fechado a 1584, con salmos y magníficats en tonos eclesiásticos. Se trata de uno de los libros de coro más antiguos en Sud América (Colombia) y refleja el repertorio del siglo de la evangelización. A Fernández Hidalgo se le estima como uno de los más refinados compositores, a la par de sus contemporáneos en España, Italia, Francia y Alemania. Gutierre Fernández Hidalgo había sido maestro de capilla en el Cuzco, Quito, Bogotá y en Charcas.