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El derecho a la cultura abarca el derecho de toda persona a acceder a la cultura, crearla, participar en ella y disfrutarla. Los derechos culturales se reconocen como individuales y colectivos, y abarcan todos los ámbitos de la cultura, desde el patrimonio cultural hasta los sectores culturales y creativos, incluido el entorno digital.

Los derechos culturales son esenciales para la dignidad, la realización personal y la cohesión social. El ejercicio de estos derechos fomenta la diversidad y la equidad, al tiempo que reduce las desigualdades. Por ello, garantizar el derecho a la cultura es un imperativo ético, social y económico. 

Para defender los derechos culturales, necesitamos marcos jurídicos y políticas públicas que protejan la identidad cultural y el patrimonio de los pueblos y las comunidades. Esto incluye el fortalecimiento de los derechos socioeconómicos de los profesionales de la cultura, el refuerzo de la propiedad intelectual, la promoción de la libertad artística y la defensa de la diversidad de contenidos y lenguas. También requiere esfuerzos continuos para mejorar la protección, devolución y restitución de los bienes culturales.