Noticia
Carlos Henríquez, coordinador general del LLECE: Los sistemas educativos de la región deben mirar sus currículos e instrumentos pedagógicos para avanzar hacia las metas de aprendizaje que los estudiantes deben alcanzar
De los hallazgos del estudio, ¿qué cree usted que es lo más relevante y cómo esto puede aportar a un aprendizaje relevante de los estudiantes de la región?
Entre los hallazgos más importantes respecto a la agenda 2030, el estudio resalta la baja presencia en los currículos de algunos conceptos clave relacionados con robustecer las democracias, desarrollar habilidades y actitudes para convivir en un mundo cada vez más diverso. Me refiero específicamente a los conceptos como fraternidad, empatía y felicidad.
Los hallazgos en las áreas disciplinares de este estudio muestran que los países deberán seguir fortaleciendo la calidad de los aprendizajes tradicionales, con foco en la formación de estudiantes como protagonistas en su entorno, que conciban vivir en comunidad, como factores esenciales para construir una sociedad más solidaria.
No basta con diseñar un currículum, sino poner énfasis en la formación y apropiación de los maestros, en la capacitación en ejercicio y en estrategias para la implementación en la sala de clases.
América Latina y el Caribe enfrentan grandes desafíos en materia de educación y más ahora en el contexto actual de pandemia, ¿qué hace falta para que los currículos puedan entregar más oportunidades a los niños, niñas y jóvenes de nuestros países?
Más allá de ser el currículo el instrumento eje del sistema escolar de la región, este debe ser utilizado en las escuelas de manera sistémica y trabajar en las condiciones para su implementación. Es importante ir desplegando y priorizando los contenidos, habilidades y destrezas, más aún en el contexto de extrema complejidad por la COVID-19.
Hoy los sistemas educativos de la región tienen la necesidad de mirar sus currículos e instrumentos pedagógicos como medios para avanzar en las metas de aprendizaje que los estudiantes deben alcanzar. Es central focalizar los esfuerzos en la implementación, en cómo ayudar a los profesores en la sala de clases y a distancia, y tener información sobre dónde está cada estudiante en sus aprendizajes. Esta es la manera para que la acción pedagógica pueda impactar y movilizar los aprendizajes nucleares de todos los estudiantes, para que nadie se quede atrás.
¿Qué viene ahora?, ¿Cómo los países pueden utilizar estos resultados en el marco de los compromisos de la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible?
Es una gran oportunidad para que, junto a los países de la región, reflexionemos colectivamente sobre cuáles son los objetivos y metas de aprendizaje que debemos priorizar y alcanzar.
Debemos cuestionarnos si estos currículos están en sintonía con los desafíos globales de la Agenda 2030 y poner en marcha acciones para generar las condiciones y acciones para avanzar en la calidad de los aprendizajes, como nos hemos comprometido todos. Ese es el espíritu de este estudio regional, como también de los informes que elaboramos para cada país como aporte a las conversaciones y a la acción educativa. El fin es que en todos los niveles no se pierda de vista lo que debe ser desarrollado para que los estudiantes aprendan a aprender y que la y el docente sea un mediador que los ayude a transformarse en protagonistas, ciudadanos y promotores de un mejor futuro en nuestro continente.
Más información: