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En Japón, un terremoto y un tsunami incitaron a los jóvenes a reformular el futuro de manera sostenible

Un proyecto creado después del terremoto y del tsunami devastadores de 2011 que destruyeron gran parte de la región de Tohoku, en el norte de Japón, tiene como objetivo reconstruir una ciudad de manera sostenible, tanto psicológica como físicamente.
“MyProject” es un programa de aprendizaje que la organización con ánimo no lucrativo propone a los alumnos del segundo ciclo de educación secundaria de la ciudad de Otsuchi. Desde 2001, la organización propone actividades educativas vinculadas con el medio ambiente. En la edición de 2018 del Premio , Katariba resultó nominada para recibir este galardón. El programa de de la UNESCO recompensa los esfuerzos que se llevan a cabo para elaborar y desarrollar actividades en materia de desarrollo sostenible, fundamentalmente en el ámbito de la .
El 11 de marzo de 2011, un terremoto de 6,6 grados de magnitud, el más potente del que se tenga noticias en Japón, provocó cerca de 20.000 muertos. En Otsuchi, una ciudad que se halla a 220 kms del epicentro de Fukushima, este desastre le costó la vida a 1.600 personas de las 15.000 que vivían allí en aquel momento, destruyendo gran parte de la ciudad en donde el 60% de los habitantes perdió su vivienda. Ese mismo año, Katariba comenzó a construir un centro extraescolar de colaboración, abierto a todos los alumnos de la ciudad, que ofrece la posibilidad de asistir en cualquier momento para estudiar y encontrar a los voluntarios y el personal de Katariba con quienes pueden hablar de sí y de sus vidas después de lo sucedido tras el desastre natural.
“Aproximadamente un año después de aquel desastre, hemos escuchado que algunos alumnos dicen que hasta ahora habían recibido apoyo de otras personas, pero que en el futuro les gustaría salvar su ciudad por sí mismos”, explica Manami Yoshida, miembro del equipo que lleva a cabo el proyecto.
Reforzar la resiliencia de las personas e infraestructuras
“MyProject” surgió a partir de la idea de reforzar la resiliencia de las personas y las infraestructuras, basándose en dos principios: la acción y la apropiación. Tiene como objetivo incitar a los alumnos a que identifiquen un problema determinado en su comunidad o un ámbito de interés, y a que elaboren y lleven a cabo un proyecto para darle solución a este problema o impulsar estas ideas.
“El futuro del medio ambiente parece ser incierto e imprevisible. Para construir una sociedad sostenible, debemos estimular a los jóvenes que son quienes tienen la posibilidad y la creatividad necesarias para hacer frente a las cuestiones medioambientales, sociales o económicas a las que se ven confrontados”, afirmó Manami. “Tratamos de que los alumnos adquieran un estado de ánimo que los incite a aprender y a decir ‘Si cambio y si actúo, puedo, en este caso, aportar también un cambio en la sociedad’”.
Una de estas ideas ha sido la de organizar una visita de estudio con miras a sensibilizar sobre las cuestiones relativas a los riesgos de desastres naturales, la cual ha provocado un cambio sostenible pues se ha convertido en estrategia oficial por parte del Gobierno. El alumno que propuso esta idea desea estudiar ahora en la universidad la revitalización de las comunidades. Otras ideas han abordado las cuestiones del reverdecimiento de las tierras afectadas por el agua salada durante el tsunami y la creación de un sistema en que las grandes mayorías puedan utilizar desfibriladores en caso de urgencia, sin poseer conocimientos específicos para ello.
En lo adelante, “MyProject” se encuentra presente en todo el territorio japonés y cuenta con la participación, no solo de los alumnos, sino también de las diferentes instancias gubernamentales, organizaciones sin ánimo de lucro y miembros de la comunidad. En 2013, se creó un programa de premios con miras a recompensar a los proyectos que implicaban al menos a 18 alumnos como mínimo. Este año 3.000 estudiantes de segundo ciclo de enseñanza secundaria han participado en el proyecto. Y cada año se crean campos de iniciación para la preparación y el análisis de proyectos.
“Nuestro objetivo es crear un ecosistema que permita que cada cual tenga su propio proyecto e invitar a más de 100.000 alumnos de segundo ciclo para que participen en la edición de 2020 del Premio y colaboren más con los docentes”, afirmó Manami. “La transformación de los alumnos tiene gran repercusión y provoca cambios en sus propias comunidades y fuera de estas, algo que permite la adquisición de nuevas competencias y los cambios en las mentalidades.”
Crear una red de apoyo
En Saga, una ciudad de la isla de Kyushu confrontada a problemas como la disminución de la población y de las posibilidades de empleo, los alumnos presentaron el proyecto Sagan Ruby de fabricación de artículos destinados a la comercialización, tales como una bebida gaseosa y una pomada ecológica para los labios, producidos a partir del Sagan Ruby, una variedad local de pomelo. Los productos han tenido mucho éxito, algo que ha permitido estimular la economía comunitaria y agrícola local, ya que los alumnos trabajan en colaboración con empresas locales y universidades.
Asimismo, “MyProject” difunde sus ideas mediante la creación de un grupo de apoyo en una red de adultos.
“Al invitar a las escuelas y a la comunidad a que participen en nuestro grupo de apoyo, esperamos crear nuevas alianzas. Nuestro objetivo es crear una red de colaboradores en todo Japón”, afirmó Manami. A las personas que viven en regiones rurales remotas, se les proporciona un apoyo en línea, así como material de vídeo.
“MyProject” colabora también con alumnos de todo el mundo, mediante un programa de intercambio, por ejemplo, con la organización , algo que permite que los niños puedan decidir qué acciones emprender con respecto a los problemas globales esenciales.