En esta importante efeméride, la Directora General de la UNESCO, Audrey Azoulay, acudió al Memorial y Museo de Auschwitz-Birkenau, situado en Oswiecim (Polonia), para unirse a más de 200 supervivientes de este campo y del Holocausto, así como a varias decenas de jefes de estado y de gobierno que participaron en la ceremonia conmemorativa de esta jornada, proclamada por la Asamblea General de las Naciones Unidas en 2005.
Esta conmemoración anual sirve para rendir homenaje a las víctimas del Holocausto, recordar cuál fue su historia y difundir la labor que la UNESCO lleva a cabo, tanto en el ámbito de la educación como en el de la prevención de eventuales genocidios, para dar a conocer el Holocausto, promover el respeto de los derechos humanos y fomentar la ܳó para la Ciudadanía Mundial.


En 2020, la UNESCO organizó en su sede una conferencia y un acto solemne con motivo de la presentación de dos exposiciones sobre el campo de Auschwitz-Birkenau, la historia del Holocausto y una serie de trabajos de investigación al respecto.
En el discurso que pronunció en esta ocasión, la Directora General, Audrey Azoulay, destacó el importante papel desempeñado por la educación en la lucha contra el antisemitismo y el racismo.
Muchas gentes, o muchas naciones, llegan a pensar en algún momento, consciente o inconscientemente, que ‘todo extranjero es un enemigo’ [...] y mientras siga existiendo esa idea sus consecuencias nos seguirán amenazando. Ojalá todos comprendamos que la historia de los campos de exterminio es una siniestra señal de alarma.
Fuera de su sede, la UNESCO cooperó con el Programa de divulgación de las Naciones Unidas sobre el Holocausto y presentó la exposición itinerante “” [Algunos eran vecinos – Alternativas, comportamientos humanos y el Holocausto] en sus Oficinas fuera de la sede y en los Centros de Información de las Naciones Unidas (CINU) de 24 países.
Preparada por el Museo Memorial del Holocausto de los Estados Unidos, esa exposición muestra la colaboración y la complicidad de ciudadanos y gobiernos de varios países europeos con el régimen nazi. Diversos actos solemnes y talleres tuvieron lugar en algunos de los sitios donde se instaló la exposición.
Tan sólo en Nigeria, unos 1.500 estudiantes asistieron al taller organizado por el CINU de Lagos. Los estudiantes recibieron material pedagógico sobre el Holocausto y participaron en actividades de sensibilización de la opinión pública.
La Oficina de la UNESCO en Nueva Delhi organizó una proyección del documental de la realizadora Roberta Grossman titulado [Quién escribirá nuestra historia], en el que se relata la historia de Emmanuel Ringelblum y miembros del grupo clandestino “Oyneg Shabes” [Los gozos del sabbat] que documentaron la vida diaria del gueto de Varsovia arriesgando sus vidas. Los archivos de ese grupo forman ahora parte del Registro de la Memoria del Mundo de la UNESCO.
La Oficina de la UNESCO en México presentó también un documental, realizado por Matthew Shoychet y titulado The Accountant of Auschwitz [El contable de Auschwitz], que versa sobre la historia de un exoficial de las SS de 94 años de edad juzgado por ser cómplice de asesinatos masivos. Como en años anteriores, la Oficina de la UNESCO en Quito organizó con la embajada de Israel y la comunidad judía de Ecuador una ceremonia de encendido de velas, a la que asistieron supervivientes del Holocausto y sus familias.
Para la UNESCO, el conocimiento del Holocausto y el genocidio es esencial para comprender la raíz, la dinámica y las consecuencias de los atroces crímenes masivos perpetrados en el pasado y para fortalecer la resistencia de los educandos contra cualquier forma de discriminación. Partiendo de esta idea, la UNESCO asesora y proporciona orientaciones prácticas a sus Estados Miembros y a las partes interesadas en la educación de todo el mundo, a fin de fortalecer sus capacidades para que puedan afrontar mediante la educación y la prevención del genocidio la necesaria reflexión sobre las violencias del pasado.
En este contexto, la UNESCO está prestando ayuda al Museo del Genocidio de Tuol Sleng, con sede en la capital de Camboya, Phnom Penh, a fin de que este país pueda saldar cuentas con un pasado reciente de indecible violencia. Entre 1975 y 1979, las hambrunas, los trabajos forzados y las ejecuciones del régimen jemer rojo de Pol Pot causaron la muerte de unos dos millones de personas, es decir un 25% de la población del país aproximadamente. Este museo ocupa ahora el lugar donde estaba instalado el anterior centro de detención S-21 de los jemeres rojos, en el que fueron interrogados, torturados y asesinados unos 18.000 presos.
La UNESCO está coadyuvando a la conservación y digitalización de las 400.000 páginas de documentos archivados en el museo e inscritos en el de la Organización. Gracias a la digitalización, se pondrán a disposición del público más de cuatro millones de datos en un sitio web que empezará a funcionar antes de que finalice el año 2020. Se trata del fondo documental más completo sobre el sistema carcelario de la Kampuchea Democrática, constituido principalmente por biografías, fotografías y deposiciones de los presos, agendas de los jemeres rojos y ejemplares de su revista “Bandera revolucionaria”. Este proyecto está financiado por la Agencia de Cooperación Internacional de Corea (KOICA).
En 2020, la UNESCO emprendió una importante modernización de las instalaciones de este museo para ampliar su ámbito de divulgación pedagógica. Además, el museo fue galardonado con el Premio UNESCO/Jikji Memoria del Mundo 2020, que recompensa la labor realizada para conservar y compartir el patrimonio documental que se considera un importante legado común para toda la humanidad.