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Uta Wehn: Sin agua, ¡no hay empleo!

El vínculo entre el agua y el empleo no es necesariamente evidente. El Informe sobre el desarrollo de los recursos hídricos en el mundo (WWDR 2016, por sus siglas en inglés) de este año está dedicado al estudio de dicho vínculo. Analiza hasta qué punto el agua es esencial, más allá de serlo para «la vida» como bien se dice, para el empleo y, por consiguiente, para el desarrollo económico actual y futuro. Según el Informe, el 78 % de los empleos de la fuerza de trabajo mundial dependen del agua. «Para mantener el diálogo sobre el vínculo entre agua y empleo en el ámbito más amplio de la ciencia, la tecnología y las políticas de innovación, los encargados de la toma de decisiones deberán salir de su zona de confort», en palabras de Uta Wehn en este artículo publicado con ocasión del Día Mundial del Agua 2016, el 22 de marzo.

El agua no solo sirve para garantizar que la fuerza de trabajo esté sana y sea productiva. Los empleos en los servicios de recursos hídricos y los organismos de abastecimiento están claramente relacionados con el agua y dependen de la misma: gestionan recursos hídricos, construyen, operan y mantienen la infraestructura hídrica, y proporcionan servicios de abastecimiento de agua, de saneamiento y de gestión de aguas residuales.

En términos más generales, casi el 80 % de la población mundial activa (2,5 mil millones de personas), es probable que dependa en gran medida o de manera moderada del agua.  Efectivamente, otros sectores pueden manifestar el tener una naturaleza transversal de este tipo, como el de las telecomunicaciones o la logística, por ejemplo. Sin embargo, con cerca de la mitad de la población mundial activa ocupada en sectores muy dependientes del agua, esta misma es un recurso a tener muy en cuenta.  

De hecho, el agua es un activo crucial para multitud de sectores, con la agricultura de regadío, que utiliza el 70 % de los recursos de agua dulce del mundo, como su mayor consumidor. Otros ejemplos de sectores que dependen en gran medida del consumo de cantidades ingentes de agua como recurso clave o para alimentar su principal actividad son la energía, el turismo e industrias como la alimentaría, la farmacéutica y la textil. Algunos sectores que dependen de manera moderada pero que no requieren de un acceso a cantidades significativas de agua o que esta no resulta una parte o partes indispensables de su cadena de valor pueden ser la construcción, así como industrias del ocio y de fabricación/transformación como las de la madera y el caucho, la plástica y la del metal.  Así pues, el agua aporta oportunidades de empleo tanto directas como indirectas.

Retos y oportunidades

‘La escasez de agua puede limitar las oportunidades de crecimiento económico y la creación de empleo decente a lo largo de los próximos años y décadas.’

La falta de agua afecta a alrededor del 40 % de la población mundial. Se prevé que este dato empeore a lo largo de las próximas décadas. El cambio climático junto con la contaminación de los recursos hídricos pueden agravar las amenazas a la disponibilidad de agua, tal como se estima.

Durante el período 2011-2050, está previsto que la población mundial aumente un 33 %, de los 7 a los 9,3 mil millones de personas, que la demanda de alimentos incremente un 60 % y que la población de las zonas urbanas se doblará, de los 3,6 a los 6,3 mil millones de personas.

Mientras que estas tendencias de población fomentan oportunidades de empleo, especialmente en los sectores de la agricultura y la energía, también conllevan un aumento acusado de la demanda de agua. Los empleos de aquellos sectores dependientes del agua afectados por un suministro y una calidad de la misma deficientes pueden acarrear un aumento de la competencia entre aquellos sectores y/o regiones consumidores de agua, con consecuencias para el empleo, la subsistencia, la seguridad geopolítica y alimentaria, y las migraciones. El WWDR 2016 pone de manifiesto que los vínculos entre el agua, el empleo, los estándares de vida y la economía local son especialmente frágiles en muchos países en vías de desarrollo, los llamados «focos críticos de estrés por el agua» locales.

‘La innovación contribuye a la mejora continua de la gestión del agua.’

Las tecnologías, los procesos y las prácticas relacionados con el agua están en permanente cambio, ya sea por el creciente enfoque en el desarrollo sostenible, como por el cambio hacia una economía circular y verde o simplemente como parte de los procesos de innovación. Las innovaciones tecnológicas y no tecnológicas están cambiando la gestión directa de los recursos hídricos, la provisión de los servicios relacionados con el agua y los sectores dependientes de la misma. Por ejemplo, las redes de vigilancia inteligente cambian en función de la gestión que se lleva a cabo del sistema de distribución del agua. Permiten anticiparse mejor a las demandas y al suministro, además de mejorar la gestión del almacenamiento y la distribución del agua. Otras innovaciones basadas en las TIC permiten mejorar los sistemas de previsión de inundaciones y sequías, evaluar la gestión, reutilizar el agua y ahorrar energía. Estos cambios mejoran la eficiencia, la efectividad y el rendimiento de la producción y el consumo del agua, pero su índice de adopción varía en función de las regiones del mundo.

‘Cambiar el alcance y la naturaleza de las brechas de capacidades’

Junto a las infraestructuras, la innovación tecnológica y las reformas institucionales, los recursos humanos son un factor clave en el diseño, la construcción, la explotación y el mantenimiento de los servicios hídricos y de saneamiento, además de para la gestión de los recursos hídricos. Así, el Informe identifica brechas de capacidades preocupantes y crecientes. Además, los cambios inducidos por la innovación también conllevan consecuencias en el empleo, hecho que puede cambiar el tamaño y la naturaleza de estas brechas. Pueden afectar al número de empleos, a los tipos y a la combinación de aptitudes y competencias requeridas, así como a las condiciones del trabajo.

Y ahora, ¿hacia dónde vamos?

El análisis que hace el Informe sobre la relación entre el agua y el empleo en diferentes regiones del mundo (África, Región Árabe, Asia y el Pacífico, Europa y América del Norte) sugiere que la situación, además de variada, requiere una atención urgente en todas las regiones. El WWDR 2016 señala distintos caminos que pueden seguir a escala nacional los responsables de la toma de decisiones y los gestores de los recursos hídricos como los siguientes:

'El no invertir en la gestión de los recursos hídricos no solo constituye una pérdida de oportunidades, también puede entorpecer el crecimiento económico y la creación de empleo.'

El primero aspecto y más importante es el llamamiento que hace el Informe a los encargados de la toma de decisiones para que eviten el coste de la inacción. Como ya se vio en el WWDR 2012, dada la incertidumbre de las condiciones futuras a nivel biofísico, climático, económico y sociopolítico, se considera sumamente complicado cuantificar los aumentos potenciales en la demanda del agua y sus déficits resultantes. Pero el no prepararse es prepararse para el fracaso.

La gestión sostenible de los recursos hídricos es clave a la hora de garantizar estándares de vida mejores, el florecimiento de las economías locales y la creación de más empleos decentes, así como una mejor inclusión social. Para ello es necesario garantizar la sostenibilidad del agua y los ecosistemas; desarrollar, hacer funcionar y mantener las infraestructuras de los recursos hídricos; planificar, fomentar y gestionar las capacidades de los recursos humanos; y aumentar la base de conocimientos e innovación. Estos esfuerzos deberían realizarse y potenciarse entre los agentes implicados.

  • Garantizar la sostenibilidad de los recursos hídricos y los ecosistemas: dedicar tiempo y esfuerzos a la gestión de los ecosistemas y los recursos hídricos de manera estratégica para poder resistir la presión adicional fruto del aumento de la población, la urbanización y los cambios en los patrones de consumo.
  • Desarrollar, hacer funcionar y mantener la infraestructura del agua: invertir y dar apoyo al desarrollo, el funcionamiento y el mantenimiento de la infraestructura hídrica a fin de proporcionar un acceso mayor, mejor y más seguro al suministro de agua y a los servicios de saneamiento. Todo ello resultará en una fuerza del trabajo sana y productiva, y capitalizará el crecimiento y las oportunidades de creación de empleo de aquellos sectores dependientes del agua.
  • Planificar, fomentar y gestionar las capacidades de los recursos humanos: incluir las necesidades de capacidades de los recursos humanos centradas en el agua en las políticas nacionales de empleo para superar las brechas cuantitativas y cualitativas, así como garantizar una fuerza de trabajo suficiente y bien formada. Todo ello conlleva crear incentivos para atraer y retener a los trabajadores en el sector público, y reforzar y renovar las actividades de formación y aprendizaje.
  • Aumentar la base de conocimientos e innovación: mejorar la recopilación y análisis de datos relevantes para favorecer decisiones sensatas, fortalecer el intercambio y la innovación en gestión, y esfuerzos avanzados en I+D, especialmente aquellos que atañen a las TIC. Aprovechar las oportunidades de creación de empleo y de mejoras de la eficiencia en el campo de la innovación de los recursos hídricos, que pasa por la inclusión de la diversificación del suministro de agua mediante el uso de fuentes no convencionales.

‘La gestión sostenible de los recursos hídricos enfocada al crecimiento económico y del empleo no es solo una cuestión de disponibilidad de recursos y fondos, también conlleva un marco y una gobernanza de políticas sensatas’

També cabe tener en cuenta los marcos legales y políticos salientes cuando los encargados de la adopción de políticas abordan la vinculación entre agua y empleo. A escala global, distintos elementos del vínculo entre agua y el empleo ya están relacionados con marcos relevantes, como los derechos humanos de acceso al agua y a empleos decentes. Además, tanto el agua como el trabajo están claramente reflejados en los  a nivel de metas y objetivos, y considerados clave para la consecución de los ODS.

Ahora son necesarias acciones e interacciones en el ámbito nacional. Las medidas propuestas y las políticas formuladas superan los campos tradicionales de la política y demandan una visión y coherencia compartidas en las políticas entre los diversos campos afectados (agua, energía, alimentación, medio ambiente, economía y desarrollo). Este aspecto resulta de difícil consecución por sí mismo. A pesar de ello, la identificación de las conexiones y las relaciones es el primer paso necesario para poder abordarlas. Ahora, los encargados de adoptar decisiones y otros actores deben salir de su zona de confort, tanto del sector hídrico como de fuera del mismo, para abordar el diálogo sobre el vínculo entre agua y empleo en el campo más amplio de la ciencia, la tecnología y las políticas de innovación, y formular estrategias y planes específicos y coherentes.

, de Alemania, es profesora asociada en Estudios de Innovación del Agua del Departamento de Sistemas Integrados y Gobernanza del Agua en el .