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Ángel Arenas : Moulins à vent pour un monde meilleur

En 2016, nous commémorons le 400e anniversaire de la mort de l'écrivain espagnol Miguel de Cervantesse. Le 21 mars, Journée mondiale de la poésie, est l'occasion de rendre hommage à cette figure majeure de la littérature espagnole et mondiale, ainsi qu'à toutes celles et tous ceux se sont emparé de la poésie pour construire un monde meilleur. Nous donnons la parole au poète et athropologue espagnol Ángel Arenas.
(en espagnol)
La poesía es un poderoso instrumento de transformación social. He podido constatar el sentido de esta afirmación a lo largo de 15 años trabajando con la poesía en comunidades de varias regiones del mundo. El Día Mundial de la poesía de este año he tenido el honor de dirigir varias acciones artísticas que pretenden transmitir ampliamente ese mensaje. Estas acciones además estarán dedicadas a una persona cumbre en la historia de la literatura como es Miguel de Cervantes ya que se cumple el cuarto centenario de su muerte. Un escritor que con lo poético de su prosa ha extendido universalmente una idea muy similar a la que planteo desde la poesía: soñar, imaginar, vislumbrar creativamente otro mundo mejor son los primeros y necesarios pasos, para construir de verdad ese mundo.
Siendo muy joven tuve la oportunidad de impartir, a lo largo de varios periodos, unos talleres de poesía en algunos barrios deprimidos económica y socialmente de España, Argentina y México. Muchos de los participantes de estos talleres apenas sabían leer y escribir; había niños pequeños, jóvenes adolescentes, abuelas con sus nietos, y mujeres y hombres que en sus vidas habían escrito poco más que su nombre y el dictado de algunas frases. También llegué a visitar con estos talleres espacios como cárceles, reformatorios, hospitales, etc. En contextos así comprobé que la poesía supone una contribución significativa a la hora de propiciar y asentar dos prácticas esenciales para cualquier ser humano: en primer lugar, la práctica del autoanálisis, el diálogo con el yo, la famosa (y desatendida) pauta socrática de “Conócete a ti mismo”, la toma de conciencia de qué se es y qué se quiere ser. Y en segundo lugar, la práctica de mirar lo que nos rodea con ojos de empatía, con la actitud comprensiva, no reduccionista ni estereotipada, mirar con ojos abiertos a la sorpresa, a contemplación y admiración de la belleza que pueda incluso trascender los propios cánones establecidos en cualquier cultura dada.
Un ejercicio de construcción personal
Para que la poesía pueda ofrecer todo su potencial pedagógico y transformador es conveniente que sea presentada no sólo como el fruto de una expresión artística que otros autores han realizado, sino como un ejercicio de construcción personal que está al alcance de todos. Ya en los primeros talleres mencionados emergió con nitidez la certeza de que cualquiera de aquellas personas, con la práctica y la intencionalidad adecuadas, era capaz de crear poesía.
Así pues, partimos de una concepción de la poesía que conlleva necesariamente la participación activa de los sujetos, que son por lo tanto, de forma simultánea, espectadores y creadores del acto poético. A lo largo de cientos de clases y cursos no he conocido a nadie que no tuviera la capacidad de crear metáforas, de crear belleza, o sorpresa, o tensión, o una fealdad consciente, la capacidad de emocionar a un espectro muy amplio de sensibilidades, en definitiva… de crear poesía. E igualmente importante, cualquier persona posee la capacidad de diferenciar lo bello de lo no bello y de emocionarse con lo que le rodea.
El hecho de que quizá estas aseveraciones parezcan atrevidas se puede deber, en gran medida a dos factores: el primero es que en la mayoría de sistemas educativos sólo se enseña poesía como un género literario y los poemas como elementos a analizar desde el punto de vista lingüístico, literario e histórico, pero muy pocas veces se propicia la creación poética en las aulas. Y el segundo, es el hecho de que la percepción social de la poesía ha estado y está determinada en la mayoría de las regiones del mundo por el tamiz de un canon que establece una determinada élite cultural y que rara vez tiene en cuenta los patrones estéticos y las sensibilidades de la población general.
He de puntualizar que siento gran respeto por aquellos paradigmas que conciben la poesía de un modo diferente. Pero la poesía, el universo poético de los que hablamos en este artículo tienen más que ver con el potencial emancipador y creador de sociedades más justas y sensibles ante el dolor de los que sufren, que con el valor estético o formal de la obra poética. Concibo a la poesía desde su entraña etimológica más profunda. La poesía es “creación”, creación de nuevos mundos, creación de nuevos lenguajes, de nuevas formas de sentir y hacer sentir. Creación de actitudes, y, por qué no, creación de unas nuevas formas de organización social que no pasen por la opresión de las mayorías por parte de las minorías privilegiadas.
La razón no es suficiente para mejorar este mundo
Después de todos estos años trabajando con la poesía, con el entusiasmo similar al del personaje cervantino Don Quijote, tengo más razones para pensar que la razón no es suficiente para mejorar este mundo. Que la razón, el intelecto, la capacidad de raciocinio del ser humano no bastan para corregir los entuertos en los que nos hemos enredado. Es momento de que la parte más emocional de la humanidad despierte con fuerza y determinación de su letargo. Ahora precisamente que la humanidad parece plantearse ciertos dilemas que implican decisiones globales y que afectan como nunca al futuro de todos, es el momento de incorporar en el debate elementos como la inteligencia emocional, la empatía, el sentimiento de piedad rousseauniano (si me lo permiten), la consciencia de que también somos porque sentimos.
Para todas estas tareas concretas, que parecen gigantes pero son molinos, la poesía es un instrumento ineludible. En el mundo actual de la imagen, de la velocidad, de lo efímero, de una comunicación a pinceladas fugaces, la poesía ejerce de vehículo ideal para una comunicación completa que se hace tan necesaria. Comunicación de cada persona consigo misma y de cada persona con los otros. Una comunicación que no consista sólo en transmitir ideas e informaciones sino también la pulsión emocional que rodea a dichas informaciones.
La poesía, tal y como la concebimos nosotros, trabaja en esos dos niveles en un plano íntimo y personal, es decir, las personas de los talleres en Argentina y México y otros países después, establecían un diálogo estrecho consigo mismo y exploraban rincones de su ser en un viaje interior que de otro modo podrían haber pasado inadvertidos. Y a su vez, esos mismos niños y esas mujeres ya vividas, se presentaban ante sus vecinos y semejantes de un modo significativamente más detallado y profundo de lo acostumbrado.
Estas dos facetas de la poesía que se desarrollan a nivel individual se pueden proyectar al plano de lo colectivo. En primer lugar, el barrio, la comunidad, la región, etc. que realiza esos ejercicios inducidos por la poesía emprende un análisis interno en busca de su propia identidad como grupo, busca sus rasgos diferenciados y define cuáles son sus limitaciones pero también cuáles son sus potencialidades. La poesía supone así, metafóricamente hablando, un espejo generado de forma autóctona en el que la comunidad se mira, se define y se revalora a sí misma. El primer paso para que un grupo social pueda proteger su identidad es conocer cuál es su verdadera identidad. Y en segundo lugar, la poesía puede significar para cualquier comunidad humana, un altavoz que visibilizará sus realidades cotidianas ante el mundo, que presentará esa identidad mencionada a través de unos registros propios y relativizar así los reduccionismos de los que muchas veces son víctimas. Como decíamos anteriormente, cuando la denuncia directa no funciona, quizá la metáfora, el apelar a la emoción sea más eficaz. Entonces, un recurso como la poesía que se considera un atajo de la comunicación directa, puede resultar la herramienta más fértil para gestar una actitud de cambio. Frente al discurso considerado político, que está en el imaginario social mucho más sospechado que cualquier otro, el discurso poético aparece como incontrolable, desnudo, libre de intereses conscientes y por lo tanto capaz de activar los resortes que producen verdaderos cambios.
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Después de algunos años trabajando e investigando estas cuestiones en solitario, se empezó a fraguar un grupo de personas que compartimos una misma visión con respecto a la poesía y empezamos a realizar acciones de gran formato para transmitir dicha visión al mayor número posible de personas y también de instituciones que acompañasen este proceso. Y así ha nacido ʴDZٴDZí, una plataforma que reúne varios proyectos y campañas cuyo objetivo es construir un mundo mejor utilizando para ello metodologías y formatos que tienen la poesía como eje vertebrador. Y para ser coherentes con las pautas mencionadas anteriormente, utilizamos fórmulas alternativas para presentar la poesía a los grandes públicos, ubicarla en espacios que no resultan los convencionales. Utilizamos instrumentos propios del happening, la performance, la instalación artística, etc. para así paulatinamente ir desvistiendo los tópicos, la gran mayoría de las veces infundados, que impiden a la población general una relación más natural con la poesía y lo poético.
Y por otro lado, creemos que la poesía y las acciones poéticas pueden multiplicar el impacto de mensajes que queremos transmitir a las sociedades. Intentamos comunicar de un modo llamativo reclamas como la necesidad de acabar con los conflictos armados, la urgencia de proteger el medio ambiente, la necesidad de corregir el sistema económico que reproduce el hambre, la necesidad de cuidar el medio ambiente para prevenir catástrofes, la necesidad de lograr un diálogo intercultural respetuoso que evite el odio y la xenofobia, etc.
Este presente Día Mundial de la poesía 2016 es una oportunidad ideal que se nos brinda para avanzar en el camino que hemos descrito a lo largo del artículo. Hemos tenido la oportunidad de realizar varias acciones de gran formato que pretenden compartir nuestra visión de una poesía constructora de mejores realidades. Así pues, en la ciudad toledana de Consuegra, concretamente en el Rucio, uno de los molinos de viento que inmortalizó Miguel de Cervantes, está colocado el recordatorio de una fecha tan especial como esta; el viento mueve sus aspas como metáfora del afán silencioso y perseverante de la poesía capaz de mover montañas. A los pies del molino, cientos de personas escriben versos en el Poema Gigante de más de 100 metros de longitud y una multitud de jóvenes y niños portan banderas blancas y dicen a los cuatro vientos a través de una flashmob grabada desde el cielo que quieren y pueden escribir un mundo mejor, un mundo más poético.
Ángel Arenas
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, director de ʴDZٴDZí, organiza actualmente la celebración del .