La Convención de 2001

Reconociendo que el patrimonio cultural subacuático está en gran medida infravalorado, la Convención de 2001 ofrece a los Estados parte un marco común jurídicamente vinculante sobre cómo identificar, investigar y proteger mejor su patrimonio subacuático, garantizando al mismo tiempo su preservación y sostenibilidad. Adoptada el 2 de noviembre de 2001 en la 31ª Conferencia General de la UNESCO, la Convención sobre la Protección del Patrimonio Cultural Subacuático insta a los Estados a adoptar todas las medidas apropiadas para proteger el patrimonio subacuático.
El patrimonio cultural subacuático se define como todos los rastros de existencia humana de carácter cultural, histórico o arqueológico que, durante al menos 100 años, han estado parcial o totalmente sumergidos, de forma periódica o permanente, bajo los océanos y en lagos y ríos.
La protección y conservación del patrimonio cultural subacuático como reliquias históricas permiten conocer y apreciar mejor la cultura, la historia y la ciencia del pasado. Comprender y conservar el patrimonio cultural subacuático, un patrimonio especialmente vulnerable, también nos ayuda a entender el cambio climático y la subida del nivel del mar. Educativo y recreativo, el patrimonio y su acceso responsable contribuyen a la construcción de sociedades pacíficas y solidarias.
El patrimonio cultural subacuático se enfrenta a múltiples amenazas, como la caza de tesoros, el saqueo y la explotación comercial. La degradación del medio ambiente también pone en peligro su conservación, además de los avances tecnológicos que impulsan el desarrollo costero y la explotación de los recursos marinos.
Así pues, la Convención de 2001 está plenamente en consonancia con los objetivos de desarrollo sostenible definidos en la Agenda 2030 de las Naciones Unidas.