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La educaci¨®n para el desarrollo sostenible y la ciudadan¨ªa global es una respuesta a los retos de un planeta cada vez m¨¢s interconectado pero cuyo futuro est¨¢ en juego. Sin embargo, COVID-19 ha puesto de manifiesto la incapacidad de los sistemas educativos para perseguir los ideales de solidaridad y multilateralismo, y la creciente desigualdad dentro de los pa¨ªses y entre ellos suscita inquietudes morales. El mundo ha sido testigo de numerosas respuestas en sentido contrario, desde el nacionalismo vacunal hasta las pol¨ªticas xen¨®fobas y la propagaci¨®n de creencias discriminatorias. COVID-19 tambi¨¦n ha puesto la alfabetizaci¨®n sanitaria en el centro de atenci¨®n.

A pesar de la centralidad de la educaci¨®n en los tratados, pactos y acuerdos, la comunidad internacional a¨²n no ha reconocido todo el potencial de la educaci¨®n como catalizador del progreso en todos los objetivos de desarrollo. Aunque muchos gobiernos nacionales han aumentado su compromiso y su apoyo a la educaci¨®n desde el a?o 2000, su importancia entre los donantes y en muchos pa¨ªses sigue siendo vulnerable a los cambios en las condiciones, financieras y de otro tipo.